✨ Libro ✨ El enemigo está adentro✨
La batalla más difícil no es contra el mundo… es contra tu propia mente.
Autor: Juan Manuel De Castro (Wolf)
✨ CAPÍTULO 14 — La dosis lo es todo
Vivimos en un mundo que etiqueta todo como “bueno” o “malo”.
Personas buenas. Personas malas. Emociones buenas. Emociones malas.
Amor bueno, dolor malo.
Silencio bueno, soledad mala.
Pero nada de eso es completamente cierto.
**Nada es bueno o malo.
Lo que importa es la dosis.**
Un vaso de agua te calma la sed.
Un río completo puede ahogarte.
El sol te da vida.
Demasiado sol te quema.
La soledad te sana.
Demasiada soledad te encierra.
El amor te eleva.
El exceso de amor te borra.
La disciplina te ordena.
La disciplina obsesiva te destruye.
Todo, absolutamente todo, depende de la medida.
La vida es equilibrio, no extremos
Los extremos son cómodos porque son simples:
todo o nada, blanco o negro, siempre o nunca.
Pero los extremos son peligrosos.
El equilibrio, en cambio, es un arte.
Es sutil, flexible, inteligente.
El equilibrio no es rígido: es consciente.
Un poco de ego te sostiene.
Mucho ego te intoxica.
Un poco de miedo te protege.
Mucho miedo te paraliza.
Un poco de amor propio es sano.
Demasiado amor propio es narcisismo.
La pregunta nunca debería ser:
“¿Esto es bueno o malo?”
La pregunta debería ser:
“¿Cuánto de esto me hace bien?”
La dosis emocional
Las emociones no son enemigas ni aliadas.
Son mensajeras.
Pero cuando no sabés regularlas, se convierten en tormentas.
Tristeza en dosis justa: te permite soltar.
Tristeza en exceso: te hunde.
Ira en dosis justa: te da límites.
Ira desbordada: destruye.
Miedo en dosis justa: te protege.
Miedo crónico: te frena.
Alegría en dosis justa: te expande.
Alegría compulsiva: te desconecta de la realidad.
La regulación emocional no es eliminar emociones.
Es aprender a dosificarlas.
La dosis en los vínculos
El amor no duele.
Lo que duele es el exceso o la falta:
Amar demasiado y olvidarte de vos.
Amar demasiado poco y no permitir que te amen.
Dar demasiado y convertirte en salvador.
Recibir demasiado y volverte dependiente.
Las relaciones sanas son una danza de dosis justas:
cercanía sin ahogo
independencia sin distancia emocional
entrega sin perder identidad
cuidado sin control
libertad sin abandono
Los vínculos no se rompen por falta de amor, sino por exceso de algo o por carencia de algo.
La dosis en la mente
Pensar es útil.
Pensar demasiado es tortura.
Soñar es hermoso.
Soñar sin acción es evasión.
Analizar es sano.
Analizar de más es parálisis.
Buscar respuestas es natural.
Exigir certezas es ansiedad.
Lo que cambia tu vida no es lo que pensás,
sino la cantidad de energía que le das a cada pensamiento.
La dosis en tu identidad
Ser fuerte en exceso te vuelve frío.
Ser sensible en exceso te vuelve frágil.
Ser generoso en exceso te vuelve manipulable.
Ser racional en exceso te desconecta.
Ser emocional en exceso te desequilibra.
La identidad sana es flexible:
ni tan dura que se rompa, ni tan blanda que se deforme.
El secreto está en la medida
El mundo está hecho de matices.
El alma también.
Cuando aprendés a encontrar la dosis justa:
vivís más liviano
te equivocás menos
te entendés más
te pedís menos castigo
te relacionás mejor
tomás decisiones más claras
dejás de vivir en extremos
La vida cambia cuando dejás de exigir perfección y empezás a buscar equilibrio.
¿Cómo encontrar tu dosis justa?
No hay receta universal.
Tu dosis justa depende de tu historia, tus heridas, tu sensibilidad y tu momento actual.
Pero hay tres preguntas que regulan todo:
1. ¿Esto me suma o me resta?
Si te resta energía, paz o dignidad… la dosis es demasiado alta.
2. ¿Esto me expande o me achica?
Si te achica, te limita o te apaga… la dosis es incorrecta.
3. ¿Esto es mío o es para complacer a otros?
Si no es genuino… no importa la dosis. Es veneno.
La vida se equilibra cuando vos te equilibrás
No se trata de controlar todo.
Se trata de regularte a vos mismo.
Cuando encontrás tu dosis interna:
la mente se calma
el corazón se ordena
tus relaciones mejoran
tus decisiones se vuelven más sabias
tu vibra se estabiliza
tu identidad se vuelve coherente
La vida sigue teniendo caos, sí, pero ya no te desequilibra.
Porque vos aprendiste el arte de la medida.
Ejercicio (2 minutos): Detectar tu exceso y tu carencia
Escribí:
“Hoy tengo exceso de…”
y completá (amor, miedo, expectativa, trabajo, entrega, control, etc.)
Escribí:
“Hoy me falta…”
(paz, descanso, límites, honestidad, movimiento, silencio, etc.)
Elegí una acción pequeña que regule tu dosis hoy.
Cerrá con esta frase:
“La medida justa me devuelve a mí.”
Frases memorables del capítulo
“Nada es bueno o malo: la dosis lo decide.”
“El equilibrio es el arte de no vivir en extremos.”
“La emoción justa libera; la emoción desbordada esclaviza.”
“El amor no duele; duelen el exceso o la falta.”
“Tu dosis justa es tu libertad.”