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El Tio Alberto

Novela basada en hechos reales

Autor: Juan Manuel De Castro (El Vikingo)


CAPÍTULO 1 — EL SOPLO

El Tío Alberto tenía un plan simple: entrar a una fábrica, ganarse un puesto, llevar plata a casa y sentirse hombre.

Era un sueño chico, de esos que parecen seguros, como una puerta que siempre está ahí.

El día del test psicofísico, Alberto fue con la espalda derecha y la esperanza en orden. No pensaba en grande: pensaba en empezar. Pero a veces el destino no se toma el trabajo de negociar.

—Tenés un soplo en el corazón —le dijeron.

La frase cayó seca. Después vino lo peor, lo que no figuraba en ningún papel:

—Ninguna fábrica te va a tomar.

Alberto volvió caminando como si le hubieran cambiado el peso del cuerpo. No era solo tristeza: era vergüenza, bronca, una sensación de estar roto por dentro sin haberse roto nada.

Llegó a su casa llorando.

Su papá no lo retó, no lo sermoneó, no le dio discursos de coraje. Hizo algo más difícil: actuó como si el problema tuviera solución.

Le brindó una habitación de la casa.

—Esto es para vos —le dijo, simple.

Y después, como quien siembra una idea para cosechar años más tarde, le armó una granja.

—Se va a llamar Granja Ana —dijo—. Como tu hermana.

Alberto no entendió en ese momento que esa habitación y esa granja no eran consuelo: eran un comienzo. Una manera de decirle: “si no te dejan entrar, construí tu propia puerta”.

Y Alberto, que acababa de recibir un “no” absoluto del mundo, empezó a entrenarse para responder con un “sí” que nadie pudiera discutirle.


<-Indice Capítulo 2>