Muchas Máscaras pocos Rostros
Verdades que aparecen cuando todo se cae
En un mundo donde muchos no dicen lo que piensan, sino lo que conviene, encontrar amistad verdadera se vuelve raro.
📘 CAPÍTULO 4
4. LA CAÍDA Y EL SILENCIO
Nadie te avisa cuándo empieza la caída. A veces no es un golpe único: es una suma. Se te junta el cansancio, las cuentas, un problema familiar, una mala noticia. Y de pronto, ya no sos el mismo.
Ahí aparece el silencio.
El “visto” sin respuesta. El “después hablamos” que no llega. La frase automática: “Cualquier cosa avisame”, dicha por alguien que espera que no avises.
El silencio pesa porque te hace sentir invisible. Como si valieras por tu versión funcional: la que resuelve, la que sonríe, la que está bien. Cuando te apagás, te dejan para “más adelante”, como si fueras un problema incómodo en una agenda ocupada.
Y sí, todos tenemos vida. Pero hay diferencia entre no poder y no querer. El que no puede igual aparece de alguna manera. El que no quiere se esconde detrás de excusas prolijas.
La amistad no es estar cuando hay tema. Es estar cuando hay silencio. No es llenarte de consejos. Es sostenerte sin invadir.
Señales claras:
Te responden con frases genéricas.
Te evitan cuando pedís escucha.
Solo aparecen cuando volvés a estar “bien”.
Cambian de tema cuando hablás de lo que te duele.
Cierre: El silencio también es una respuesta. Y a veces, es la más sincera.