Ir al contenido

 Muchas Máscaras pocos Rostros

   Verdades que aparecen cuando todo se cae
   En un mundo donde muchos no dicen lo que piensan, sino lo que conviene, encontrar amistad verdadera se vuelve raro.


📘 CAPÍTULO 3
3. EL DÍA QUE TE FALTÓ ALGO

La prueba no llega cuando todo está ordenado. Llega cuando te falta algo: tiempo, fuerza, plata, salud, ánimo… o simplemente ganas de sonreír.

Ese día aprendés rápido.


Porque la vida apaga las luces. Y cuando se apagan, se ve quién se queda en la habitación y quién se iba por el show. Ya no sos “el que resuelve”. Sos vos, con un problema, con una caída.


Y en ese momento, muchas personas se vuelven expertas en desaparecer con elegancia. No te bloquean. No te insultan. Simplemente se esfuman. Se ocupan. Tardan en responder. Responden corto. Responden con frases hechas. O directamente… nada.


Duele por la ausencia, pero después duele por la claridad. Porque entendés que no era que “no podían”. Era que no querían. O que nunca estuvieron por vos, sino por lo que vos representabas en su comodidad.

Y también aparecen otros. Pocos. El que te escribe sin pedir nada. El que te llama y no necesita hablar mucho. El que cae con un “¿qué necesitás?” simple, sin teatro.


Lo que aprendí:

La lealtad se nota más en lo simple que en lo grande.

Quien está solo cuando conviene, aprovecha.

Quien se queda cuando no hay premio, vale oro.

Cierre: El favor no era grande. La verdad era enorme.


< Índice | <  Capítulo 2 | Capítulo 4 >