Muchas Máscaras pocos Rostros
Verdades que aparecen cuando todo se cae
En un mundo donde muchos no dicen lo que piensan, sino lo que conviene, encontrar amistad verdadera se vuelve raro.
📘 EPÍLOGO
Pocos, pero reales
Si llegaste hasta acá, ya entendiste algo que a muchos les cuesta años aceptar: no todo el que se acerca es amigo, y no todo el que se va es traición. A veces, simplemente, era lo que tenía que pasar para que vieras.
Porque la vida no solo te quita. También te muestra. Te ordena. Te limpia. Te obliga a dejar de confundir presencia con lealtad, palabras con hechos, ruido con compañía.
Al principio duele. Duele mirar para atrás y notar que muchas risas no eran profundidad, que muchos “yo estoy” eran frase, que muchas promesas eran humo. Duele porque uno no se siente tonto: se siente bueno. Se siente entregado. Se siente real. Y cuando sos real, esperás realidad.
Pero con el tiempo esa herida cambia de forma. Ya no es bronca. Es criterio.
Aprendés a no rogar. A no perseguir. A no insistir donde no hay interés. Aprendés a no explicar tu valor. A no mendigar atención. A no estar disponible para quien solo te busca cuando conviene.
Y también aprendés algo más difícil: a no endurecerte. Porque volverte frío es una reacción, no una solución. La solución es ser selectivo. Cuidar tu energía. Medir tu confianza. Elegir el nivel de acceso que cada persona merece.
Vas a conocer gente nueva. Algunos serán de paso. Otros serán buena compañía, pero no intimidad. Y, con suerte, vas a encontrar uno o dos rostros de verdad: personas que no te piden que estés bien para quedarse, que no se alimentan de tu brillo, que no se asustan cuando te ven humano.
A esos, cuidalos.
No con miedo, sino con presencia. Con reciprocidad. Con honestidad. Porque la vida te puede dejar con pocos… pero si son reales, te deja con lo mejor.
Este libro empezó hablando de máscaras, pero no termina mirando caras ajenas. Termina mirando hacia adentro: en qué te convertiste, qué elegís ahora, qué permitís, y qué no.
Y si algo queda claro, es esto: el círculo ideal no es el más grande. Es el más verdadero.
Cierre final:
Que se caigan las máscaras. Vos quedate con los rostros.
< Índice | < Capítulo 13 | Todos los libros >