Luces del Alma
Reflexiones para volver a vos
Autor: Juan Manuel De Castro (El Vikingo)
📖 CAPÍTULO 12 — Vivir con luz
Hay personas que iluminan sin darse cuenta.
Personas que no hablan fuerte,
no buscan llamar la atención,
no pretenden ser ejemplo…
y aun así, cuando están, todo se siente más claro.
La luz no tiene que ver con brillar hacia afuera,
sino con encender algo hacia adentro.
Vivir con luz no significa ser perfecto,
ni estar siempre bien,
ni tener todas las respuestas.
Vivir con luz significa vivir con verdad,
con presencia,
con alma.
🌿 La luz empieza por dentro
La mayoría de las personas busca luz en el exterior:
en experiencias especiales,
en personas que admiran,
en momentos extraordinarios.
Pero la luz real aparece cuando empezás a iluminar tu interior.
Cuando dejás entrar claridad donde antes había confusión.
Cuando aceptás emociones que evitabas.
Cuando reconocés heridas que necesitaban atención.
Cuando permitís que lo divino toque partes tuyas que estaban cerradas.
La luz interna no se logra con esfuerzo extremo.
Se logra con honestidad.
🌙 La luz no elimina la oscuridad: convive con ella
Hay un mito espiritual muy común:
creer que vivir con luz implica no tener sombra.
Pero todo ser humano tiene partes que duelen,
que cuestan,
que confunden,
que se esconden.
La luz no te quita tu sombra.
La hace visible.
La vuelve menos amenazante.
La convierte en parte de tu camino.
La luz interior no elimina tus miedos,
tus dudas
o tus imperfecciones.
Simplemente evita que te gobiernen.
🔎 La luz se transmite sin esfuerzo
Cuando vivís con luz:
tus palabras calman,
tu presencia ordena,
tu silencio acompaña,
tu mirada entiende,
tu energía suaviza,
tu autenticidad inspira.
No porque intentes hacerlo.
Sino porque la luz se nota.
La luz se siente.
La luz se contagia.
La gente no recuerda tus explicaciones.
Recuerda cómo se sintió a tu lado.
Vivir con luz es mucho más poderoso que cualquier discurso.
✨ Lo divino también se expresa como luz interior
No hace falta ver visiones ni tener revelaciones para sentir lo sagrado.
A veces la presencia divina aparece como:
un impulso de hacer el bien,
una paz que no tiene lógica,
una claridad que llega de repente,
un perdón que te sorprende,
una compasión que nace sin esfuerzo,
una fuerza interior que no sabías que tenías.
Eso también es luz.
Luz espiritual,
luz humana,
luz que transforma.
La luz no baja del cielo como un rayo.
Se enciende en vos.
🌅 Vivir con luz es una elección diaria
Cada día tenés dos opciones:
cerrarte o abrirte,
reaccionar o responder,
juzgar o comprender,
temer o confiar,
apagar o encender.
La vida te ofrece miles de oportunidades para elegir luz:
cuando escuchás en vez de imponer,
cuando agradecés en vez de quejarte,
cuando ayudás sin esperar nada,
cuando perdonás lo que te pesaba,
cuando cuidás lo que amás,
cuando cuidás de vos,
cuando dejás que Dios —o la conciencia más profunda—
te muestre un paso más amable.
La luz es una forma de mirar.
Una forma de estar.
Una forma de amar.
Y cuando elegís vivir con luz, incluso en días difíciles…
la vida entera encuentra un nuevo sentido.